las horas con afán pasaba yo,
y de mi bolsa, el poderoso influjo;
todos gozaban de esplendente lujo
pero mi madre, no.
¡Pobre madre!... Yo de ella me olvidaba
cuando en brazos del vicio me dormí
un inmenso cortejo me rodeaba
de mis afectos, a nadie le faltaba,
¡pero a mi madre... Sí!...
¡Hoy moribundo en lágrimas deshecho!
Exclamo con dolor todo acabó,
al ver que gime mi angustiado pecho
todos se alejan de mi pobre lecho
¡pero mi madre... No!...
Y cerca ya del último suspiro
todos se alejan, por lo que hay en mí.
La vista en torno de mi lecho giro
en mi triste derredor a nadie miro
¡Pero a mi madre... Sí!...
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